Por: Viajes de Primera

Una ciudad maravillosa, elegante, tremendamente literaria (quizá nos sugestionen demasiado determinados títulos clásicos) y llena de posibilidades, en sus calles y en los alrededores. Una de las cosas que más nos sorprende cada vez que vamos es el abrazo que la dan las montañas circundantes, prácticamente desaparecidas los días de lluvia o niebla y asombrosamente próximas en cuanto las nubes se levantan.